Hoy es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Una jornada dedicada a reivindicar una sociedad justa en la que hombres y mujeres tengan los mismos derechos, deberes y oportunidades. El mundo del
deporte no puede ser ajeno a este hecho y por eso, desde Selected Trainers, queremos resaltar la lucha constante de las mujeres por normalizar su aportación al deporte e
integrar con éxito las modalidades femeninas en las Olimpiadas.
La historia de las mujeres en los Juegos Olímpicos es la de la
progresiva integración en un mundo que históricamente había sido de
hombres, al igual que ocurría con otros derechos universales
fundamentales, como el del derecho al sufragio, que no fueron
progresivamente introducidos en los diferentes países occidentales hasta
bien entrado el siglo XX. En las Olimpiadas de la Antigüedad las
mujeres no tenían permitida su participación e, incluso, su presencia
como asistente a las competiciones estaba vetada.
Con la llegada del olimpismo moderno, el papel de la mujer no varió
mucho de lo que había sido, ya que se tomó el mismo modelo
de la Antigüedad. En los Juegos de Atenas de 1896, la presencia
femenina brilló por su ausencia. Por otro lado, el Barón Pierre de Coubertin,
creador de los Juegos Olímpicos modernos, se opuso hasta su muerte a que
las mujeres fueran partícipes de la gran fiesta del deporte universal.
Sería en en París, en 1900, cuando participaron por primera vez siete
mujeres siendo las francesas Filleaul Brohy y Marie Ohnier, en croquet,
las pioneras.
El primer gran punto de inflexión tuvo lugar en los Juegos de Amsterdam de
1928, paradójicamente un momento histórico en que el mundo se preparaba
para la gran depresión económica emergida a raíz del crack del 29, y el
ascenso de Hitler al poder tomaba su forma definitiva tras la derrota
nazi en las elecciones de ese mismo año. En el país holandés a las mujeres se les dejó competir en atletismo, hecho que
generó mucha polémica, ya que, a su término, varias mujeres sufrieron
indisposiciones. Los ataques crecieron e incluso el presidente del
Comité Olímpico Internacional, Baillet Latour, amenazó con retirar a las
chicas de las competiciones. Sin embargo, lo único que consiguieron fue
alargar la llegada de carreras de mayor distancia hasta hasta 1964,
cuando, tras la victoria de Betty Cuthbert en los 400 metros, se
demostró que el sexo femenino podía ampliar su calendario de pruebas.
En Munich '72 se disputó por primera vez el 1.500 femenino con
victoria de la soviética Lyudmila Bragina. Otro pequeño paso fue el
triunfo en los 400 m vallas de Nawal El Moutawakel, que se convirtió en
la primera mujer nacida en un país islámico y la primera africana en
ganar una medalla de oro.
La
historia de las mujeres deportistas dio un paso de gigante tan
legendario como importante. Fue en 1968, cuando la mexicana Enriqueta
Basilio se convirtió en la primera fémina que portó la antorcha olímpica
y encendió el pebetero y, con él, la llama que iluminó los XIX Juegos
Olímpicos que se celebraron en Ciudad de México. Fue el 12 de octubre de
aquel año, una jornada en que se rompieron muchas barreras gracias a
este sencillo gesto que situaba a una mujer en el epicentro del deporte
mundial.
Olimpismo aparte, son muchas las mujeres que se han ido abriendo un
hueco en la historia del deporte y que han conseguido hacerse eternas
por su duro trabajo, constancia y dedicación a la especialidad que aman.
Muchas de ellas, incluso, han conseguido llevar sus deportes a un grado
de reconocimiento muy superior al que tenían antes de su llegada.
Enriqueta Basilio fue una de las que logró lo impensable, pero no es ni
mucho menos la única.
Si Roger Federer tiene quince victorias en torneos del Grand Slam,
qué decir de Martina Navratilova, la mujer que revolucionó el tenis consiguiendo 18
títulos del Grand Slam individual y 31 en dobles.
Siete dieces, la perfección, la imposibilidad de ser batida, la
máxima expresión de la gimnasia. Esa fue Nadia Comaneci, que en los
Juegos Olímpicos de Montreal 1976 obtuvo siete máximas puntuaciones, lo
que provocó que se colgara las medallas de oro en paralelas asimétricas,
barra de equilibrio y en la general individual. En los Juegos de 1980,
repitió metal en suelo y en barra de equilibrio. La deportista rumana no ha
dejado de apoyar al deporte que le hizo grande por lo que ha ocupado
varios altos cargos dentro de la federación de su país de gimnasia.
27 récords mundiales, 15 al aire libre y 12 en pista cubierta. tales
números son de la pertiguista rusa Yelena Isinbáyeva, la mujer sobre la
que se centra un deporte que, desde su aparición y el adiós del eterno
Serguei Bubka, ha girado en torno a ella y sus intentos por conseguir
nuevas plusmarcas mundiales. La primera y única mujer en superar los
cinco metros en un salto, la revolución total de un deporte que sin ella
no sería lo mismo.
De las deportistas españolas,
cabe destacar, entre otras muchas que serían dignas de ser mencionadas
como Arantxa Sánchez Vicario, Isabel Fernández o la judoca Miriam
Blasco, quien tiene el honor de ser la primera medallista de oro en la
historia del olimpismo femenino español, a Theresa Zabell, doble
campeona olímpica, cinco veces campeona del mundo y en tres ocasiones
número uno del mundo.
Marta Domínguez es, además de la mejor atleta española femenina de la
historia. Campeona del Mundo de los 3.000 obstáculos en
2009, de Europa en los 5.000 en 2002 y 2006 y campeona de Europa de
Campo a Través en Toro '07, Marta representa mejor que nadie la raza y
la capacidad de sufrimiento de una mujer deportista.
Uno de los
deportes femeninos en que más está costando el reconocimiento es,
precisamente, el llamado deporte rey, el fútbol. A pesar de las
dificultades y la diferencia económica que existen entre el masculino y
el femenino, hay mujeres que siguen haciendo historia, cada una desde
una posición bien diferente, pero igualmente válidas. Una es, en el
campo, la brasileña Marta, nombrada cuatro veces la futbolista del año
por la FIFA entre 2006 y 2009 y que técnicamente parece superior a
muchos futbolistas varones de las primeras ligas mundiales. La
diferencia en el aspecto económico y físico marcan la enorme barrera de
una muy lejana integración futbolística entre ambos sexos.
Como veis, son muchas las mujeres que han hecho historia
en el mundo del deporte, hoy para ellas y para las mujeres anónimas que cada día luchan en la olimpiada diaria y hacen posible que la igualdad entre hombres y mujeres no cese, nuestro reconocimiento.
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