¿Qué son la actividad física y el ejercicio físico? ¿dónde se enmarcan en nuestra sociedad?
Definiendo la actividad física, el ejercicio físico y la salud
En el área de las ciencias de la actividad física y del deporte, se suele utilizar una serie de términos sobre los que es necesario hacer una distinción. Con este propósito y desde Estados Unidos, el “Department of Health and Human Services” ha proporcionado un consenso en cuanto a la interpretación del conjunto de términos asociados a la actividad física y la salud, ya que ha existido cierta confusión conceptual desde sus primeras definiciones, a principios del siglo XX (1).
La actividad física se define como “cualquier movimiento corporal producido por el músculo esquelético que resulta en un gasto energético superior al basal” (1,2). Por lo tanto, podemos hablar de que realizamos actividad física al andar, al subir escaleras, o en cualquier actividad que no implica estar tumbados o sentados.
De la actividad física nacen ciertos “subproductos”, y el ejercicio físico es uno de ellos. No es más que actividad física planeada, estructurada y sistemática, que cuenta con el propósito de mejorar y/o mantener uno o más de los componentes de la aptitud física (3).
En cuanto a la salud, la Organización Mundial de la Salud (4) habla de “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
¿Y qué es el bienestar? Cabe destacarlo debido a su relación con la actividad y el ejercicio físico. Éste puede considerarse como un estado de ser, en lugar de una manera de vivir, y definido como un componente positivo de la salud que muestra la capacidad del individuo para disfrutar la vida de forma plena (5).
La actividad física en España.
Las recomendaciones de actividad física para adultos en España recogen la necesidad de realizar, como mínimo, 150 minutos de actividad moderada (como realizar senderismo) y 75 minutos de actividad vigorosa (como nadar, saltar o escalar), repartidos entre los 7 días de la semana y combinando actividades aeróbicas, de fortalecimiento muscular y de flexibilidad. Aquellas personas que no cumplen con los 150 minutos semanales de actividad moderada son consideradas sedentarias, mientras que aquellas que los superan se muestran como personas activas (3).
En contraposición a estas recomendaciones se muestran los datos recabados por el estudio ANIBES de 2015 (6) y la Encuesta Nacional de Salud de 2011-2012 (7). Arrojan luz sobre el panorama de la actividad física en España, y no se trata de resultados alentadores:
- Por un lado, el 41,3% de la población se declara sedentaria, algo menos de la mitad de las mujeres (46,6%) y más de un tercio de los hombres (35,9%). Este dato se ha visto incrementado desde 2006, y aumenta más y más con la edad (7,8).
- Por otro lado, cuando tenemos en cuenta tanto la actividad principal como el tiempo libre, casi el 41% de los adultos entre los 15 y los 69 años realiza actividad física moderada o intensa (7).
¿Qué ocurre con el sobrepeso y la obesidad en nuestro país?
El sobrepeso y la obesidad continúan aumentando en nuestro país, afectando al 53,7% de la población mayor de edad (correspondiendo un 17% a la obesidad). Sigue una línea ascendente en ambos sexos desde que se realizó la primera Encuesta Nacional de Salud a finales de los años ochenta: “mientras que en 1987 el 7,4% de la población de 18 y más años tenía un índice de masa corporal igual o superior a 30 kg/m2 (límite para considerar obesidad), en 2012 este porcentaje supera el 17%” (7).
Por desgracia, las nuevas generaciones de ciudadanos estarán marcados también por esta tendencia. Un 27,8% de los niños españoles tiene sobrepeso u obesidad: 1 de cada 10 niños tiene obesidad y 2 de cada 10 sobrepeso, siendo similar en ambos sexos. (7).
Como se conoce ampliamente en el campo de las ciencias de la actividad física y el deporte, las personas con sobrepeso u obesidad presentan un riesgo mayor de morir por cualquier causa (9). Independientemente de que una persona realice entrenamiento o no, es muy importante que mantenga altos niveles de actividad física tanto tiempo como sea posible, para poder contar con una mejor calidad de vida en los años venideros
¿Por qué? Porque la actividad física “ha sido descrita regularmente como ‘la mejor apuesta’ de la salud pública en términos de mejorar la salud de la población y del individuo” (10).
Beneficios del ejercicio físico.
El ejercicio físico produce una serie de adaptaciones beneficiosas en el organismo que pueden observarse antes, durante y después de la actividad, y que han sido profundamente estudiadas durante las últimas décadas. Se dividirán principalmente en adaptaciones cardiovasculares y adaptaciones metabólicas.
- Adaptaciones cardiovasculares.
La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en países desarrollados y no desarrollados, siendo la falta de actividad física uno de los principales factores de riesgo que conducen a ella (11). Algunos de los beneficios cardiovasculares de la realización de actividad física son…
- Aumento del espesor de la pared del ventrículo izquierdo, siendo capaz también de producir contracciones más fuertes (12,13). Esto puede conllevar, según la hipótesis de Ekelund y cols. (13), “una mayor probabilidad de sobrevivir a un infarto de miocardio”.
-Mayor volumen sistólico, tanto en reposo como en esfuerzos de elevada intensidad (91). O lo que es lo mismo, nuestro corazón será capaz de expulsar más sangre hacia la arteria aorta.
-Nuestra frecuencia cardíaca será menor en reposo, como también lo será durante el ejercicio de intensidades elevadas (13).
- Disminución de la presión arterial sistólica y diastólica (11,12) y una menor probabilidad de desarrollar hipertensión en personas activas (13). ¿Cuántas personas de nuestro círculo más cercano nos han dicho alguna vez que tienen problemas con su presión arterial?
- Adaptaciones metabólicas.
- Aumento de la concentración de lipoproteínas de alta densidad (HDL), disminución de la concentración de lipoproteínas de baja densidad (LDL), y una disminución del colesterol total. En resumen, una mejora en el perfil de los lípidos y las lipoproteínas plasmáticas, tanto con la actividad física aguda (14,15) como con la actividad crónica (con este último tipo se produce como mínimo un mantenimiento de los niveles, pero también mejoras dependiendo del estudio realizado) (11, 16).
- También mejora nuestra sensibilidad a la insulina (17), ¡con su consecuente relevancia en patologías como la diabetes o la obesidad! (18, 19).
- Y por último…
- La actividad y el ejercicio físico también son factores claves e ineludibles de cara a mejorar nuestra composición corporal. Si buscamos disminuir nuestro porcentaje de grasa o aumentar la masa muscular… no digamos más (20).
- En el campo de la psicología está estudiado que, el ejercicio físico crónico y agudo, también provoca una disminución en los niveles de ansiedad y depresión, y tiene un impacto positivo sobre otros parámetros psicológicos, tanto en personas con patologías clínicas como en aquellas sin patología existente (21-24). ¿Sientes que padeces de estrés debido, por ejemplo, a tu trabajo? ¡El ejercicio físico es tu solución!
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Autor: Alberto Almirante
Referencias:
1. Speck BJ. From exercise to physical activity. HolistNursPract. 2002;16(5):24–31.
2. Corbin CB, Pangrazi RP, Franks BD. Definitions: Health, fitness and physical activity. Pres Cou on Phys Fit and Sports Res Dig. 2005.
3. Delgado M, Muñoz J. Guía De Recomendaciones Para La Promoción De La Actividad Física. Cons de sal. 2010;7(11):79.
4. Organización Mundial de la Salud. Constitución de la Organización Mundial de la Salud. Doc básicos la Const la Organ Mund la Salud [Internet]. 2006; Suplemento: 20.
5. U.S. Department Of Health And Human Services. Physical Activity and Health: A Report of the Surgen General. Rev Prat [Internet]. 1996; 60:1996.
6. Fundación Española de la Nutrición. Los patrones de actividad física de la población española están determinados principalmente por el sexo y la edad: resultados obtenidos del estudio científico ANIBES población española están determinados principalmente por el sexo y la edad: resultados. Nutrients. 2015.
7. Ministerio de Sanidad y Consumo. Encuesta Nacional de Salud 2011 – 2012. Inst Nac Estadística. 2013;1–12.
8. Ministerio de Sanidad SS e I. Actividad física, descanso y ocio. Serie Informes monográficos no 4. Encuesta Nac Salud 2011/2012 Ense 11/12. 2014;1–85.
9. Flegal KM, Kit BK, Orpana H, Graubard BI. Association of All-Cause Mortality With Overweight and Obesity Using Standard Body Mass Index Categories: A Systematic Review and Meta-analysis. JAMA. 2013;309(1):71-82
10. Hills AP, Street SJ, Byrne NM. Physical Activity and Health: “What is Old is New Again”. Adv in Food and Nut Res. 2015. 77-95 p.
11. Hagberg JM, Park JJ BM. The role of exercise training in the treatment of hypertension.An update. Sport Med. 2000;30(3):193–206.
12. Chicharro JL. Apuntes del Máster Propio en Entrenamiento Personal: adaptaciones cardíacas al ejercicio (6o Edición). 2016.
13. Ekelund L, Cols. Y. Physical fitness as a predictor of cardiovascular mortality in asimptomatic north american men. N Engl J Med. 2010; 319:1379–84.
14. Gordon NF, Scott CB. Exercise and mild essential hypertension. Prim Care. 1991;18(3):683–94.
15. Hughes RA, Thorlamd WG, Eyford T, Hood T. The acute effects of exercise duration on serum lipoprotein metabolism. J. Sports Med. Phys. Fitness. 1990;30:37-44
16. Hughes RA, Thorland WG, Housh TJ, Johnson GO. The effect of exercise intensity on serum lipoprotein responses. J. Sports Med. Phys. Fitness. 1990;30:254-60
17. Blair SN, Kohl HW, Gordon NF, Paffenbarger RSJ. How Much Physical Activity is Good for Health? Annu Rev Pub Heal. 1992;13:99–126.
18. West K. Modern Epidemiology of Diabetes and Its Vascular Lesions. Els. 1978.
19. King P, Hirshman M, Horton, ED, Horton ES. Glucose Transport in skeletal muscle membrane vesicles from control and exercised rats. Am. J. Physiol. 1989;257:1128-34.
20. King AC, Frey-Hewitt B, Dreon DM, Wood PD. Diet vs Exercise in Weight MaintenanceThe Effects of Minimal Intervention Strategies on Long-term Outcomes in Men. Arch Intern Med. 1989:149(12);2741-2746.
21. Stonerock GL, Hoffman BM, Smith PJ, Blumenthal JA. Exercise as Treatment for Anxiety: Systematic Review and Analysis. 2016;49(4):542–56
22. Stubbs B, Vancampfort D, Rosenbaum S, Firth J, Cosco T, Veronese N, et al. An examination of the anxiolytic effects of exercise for people with anxiety and stress-related disorders: A meta-analysis. Psychiatry Res. 2017;249:102–8.
23. Wegner M, Helmich I, Machado S, Nardia E, Arias-Carrión O, Budde H. Effects of Exercise on Anxiety and Depression Disorders: Review of MetaAnalyses and Neurobiological Mechanisms. CNS Neurol Disord Drug Targets. 2014;1002–14.
24. Rothman KJ. Modern Epidemiology. Boston: Little Brown; 1986. 358 p.
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